Uno de los nuevos negocios del narcotráfico en la Argentina se basa en la elaboración de “Popper”, que comenzó a prepararse de manera casera en las villas de emergencia del Gran Buenos Aires.Esta droga, conocida también como “la droga del amor”, es nitrato de amilo y se elabora mezclando alcohol amílico y ácido nítrico, que luego se comercializa en envases similares a los que se utilizan para el esmalte de uñas.Ambos componentes se consiguen con facilidad en las droguerías del conurbano bonaerense, ya que no hay un control adecuado, señala el diario Crónica. El litro de alcohol amílico cuesta unos 15 pesos y el litro de ácido nítrico, unos 12 pesos. El “popper” tiene una pureza del 80 por ciento, ya que suele estar mezclado con nitrato de butilo.
Al ser inhalada, la droga provoca euforia y desinhibición sexual, relaja los músculos del ano y potencia el orgasmo, debido a que ocasiona una profunda estimulación y vasodilatación.Se trata de una sustancia que ingresa directamente al sistema nervioso central y afecta la médula, causando efectos secundarios como enrojecimiento del rostro y cuello, cefaleas, náuseas, vómitos y reducción de la presión arterial.Según Claudio Izaguirre, titular de la Asociación Antidrogas de la República Argentina, “resulta ser una sustancia con alto riesgo de sobredosis, a raíz de su poder adictivo”. Además, el especialista señala que en el país existe un vacío legal y su venta todavía no es un delito
Al ser inhalada, la droga provoca euforia y desinhibición sexual, relaja los músculos del ano y potencia el orgasmo, debido a que ocasiona una profunda estimulación y vasodilatación.Se trata de una sustancia que ingresa directamente al sistema nervioso central y afecta la médula, causando efectos secundarios como enrojecimiento del rostro y cuello, cefaleas, náuseas, vómitos y reducción de la presión arterial.Según Claudio Izaguirre, titular de la Asociación Antidrogas de la República Argentina, “resulta ser una sustancia con alto riesgo de sobredosis, a raíz de su poder adictivo”. Además, el especialista señala que en el país existe un vacío legal y su venta todavía no es un delito






